Por las mañanas Duque sale al patio del frente a hacer pipí, pasaditas las 7:00 am. Eso mismo hice esa mañana, le abrí la puerta y salió corriendo hacia un rincón del patio… Sentí entonces unos grititos agudos y el ladrido de mi perro. Me asomé y al acercarme veo que Duque tenía acorralado a un perrito pequeñito que aullaba asustado.
- Duque! – lo llamé para alejarlo y que no lo dañara pero no me hizo caso y le ladraba fuerte y malo, así que lo tironee de la cola y lo alcé en brazos (pese a sus 25 kilos) y lo metí dentro de la casa. Le di de comer a él y a Bongo como siempre y los dejé a cada uno en el espacio que les corresponde en el fondo. Entonces, volví al frente y ni bien me vio el perrito comenzó a gritar asustado como si fuese a hacerle daño. Me agaché y le hablé suave, y aunque quería escapar, lo pude atrapar y lo entré a la casa.
Este es el portón del frente... medio raro que entrara solo empujándolo....
Estaba temblando, era muy pequeñito, seguramente menos de 2 meses de vida.
Lo puse en el suelo de la cocina y corrió a esconderse tras un armario, tenía mucho miedo. Alguien lo había tirado la noche anterior sacamos en conclusión porque cuando mamá sacó anoche a Duque (pero con el collar de ahorque) éste se iba hacia el rincón bajo las plantas, quiere decir que el negrito perdido ya estaba allí… O alguien lo abandonó en nuestro frente o solito entró empujando el portón, aunque lo segundo medio difícil porque era muy pequeñito. La cuestión es que el pobre inocente, pasó la fría noche en el patio, guareciéndose en el rincón o sobre el pasto y las hojas….
Le calentamos un poquito de leche, lo saqué del rincón donde se había metido y le puse frente al platito…. Comenzó a tomar leche ávidamente, hasta que dejó el plato vacío.
Le hice caricias, aún se metía bajo la mesa asustado, aún temblaba….
Como en la mañana solemos tomar mate en la cama, mirando las noticias en la TV, lo llevamos con nosotros. Le pusimos un trapito en el suelo…..
Finalmente, nos daba tanta ternura que lo subimos a la cama. Tras varias caricias, dejó de temblar, se calmó, los ojitos se le cerraban de cansancio y finalmente se durmió…
Me fui a trabajar y quedó durmiendo en la cama. Sabía que a la vuelta debía llevarlo a la veterinaria para regalarlo, puesto que no podíamos quedárnoslo. Ya tenemos dos perros y encima dominantes, que no se pueden juntar o se pelean. Imposible traer otro. Duque es extremadamente celoso con cualquier otro animal en la casa. Pensé que en la veterinaria podrían hallarle hogar.
Se me dio por revisarlo y le encontré una garrapata… pero cuando le miré dentro de las orejas… ¡Dios mío! Tenía más de 20 garrapatas en cada oreja!! Y de 3 a 5 garrapatas entre cada dedito de las 4 patas.. ¡Qué horror! Pobrecito! Con paciencia y pese a sus quejas, le comenzamos a quitar las garrapatas y matarlas. No se ni cómo escuchaba porque las orejitas estaban llenas de esos bichos asquerosos. Cuando se las dejé libres, estaban hinchadas y llenas de sangre. Se las desinfecté con un algodón embebido en agua oxigenada. Lo mismo con las patitas.
Luego le dimos otro poco de leche tibia con trocitos de pan.
Tuve tiempo de dormir una siestita, el negrito también: primero sobre una alfombra, luego que hizo pipi y caca, lo subí a la cama y nos dormimos juntos…
¿No es un bebito divino? Qué preciosooo. me muero de amor por él... pasé casi toda la siesta mirándolo...
-Ah, ¿pero no puede quedarse aquí de noche? – pregunté desconcertada.
- No, lo tendrías que volver a traer mañana, porque aquí no hay dónde dejarlo y en las jaulas con los animales enfermos, no puede quedarse. –
Ya no sabía qué hacer, en casa era muy complicado dejarlo, ya que uno de mis perros duerme dentro para no correr el riesgo de que se pelee con el otro. Pero no iba a aceptar a este tercer perrito…. Me iban a matar cuando regresara esa tarde con él, aún así le respondí: - Bueno, voy a dar una clase y vuelvo por él… -
Trajeron una jaulita, pusieron en el fondo mi toalla y allí colocaron al negrito perdido para probar suerte y tal vez algún transeúnte pasara y se apiadara de él. Claro que un perro no se regala en una hora y media, así que camino a mi clase pensé que al día siguiente luego de las primeras alumnas, debería caminar hasta la veterinaria nuevamente al mediodía para dejarlo allí hasta la tarde.
Di la clase, preocupada por el inocente abandonado.
Al día siguiente, no bien terminé unas clases, pasé por la veterinaria y me encontré con la dueña.
- Lo adoptó una profesora de baile, que vino a pegar ese afiche. – me dijo señalando un lindo afiche impreso. – Tenía ya dos perros, pero le gustó tanto que dijo “me lo llevo”.
Entonces, me sentí tan satisfecha de haber cumplido mi cometido.
Pareciera que el negrito perdido tenía un destino ese día. Primero porque cayó en el patio de mi casa, luego lo descubrió Duque, porque nosotros ni lo habíamos visto. Lo recogimos y alimentamos. Lo limpiamos y desinfectamos. Lo llevé a la veterinaria, eran menos de 2 horas las que tenía de oportunidad de ser adoptado, y justo esa tarde una profesora entró a pegar unos afiches, lo vio, se enamoró de su tierna carita y lo adoptó! Tal vez sí haya un Dios para los perritos abandonados o un ángel guardián. Como sea, fue una historia con final feliz, y me alegra enormemente saber que mi negrito perdido hoy tiene hogar.
¡¡¡ Que historia mas bella!!!
ResponderEliminarEstaba leyendo y entre mi pensaba "Marita, se lo quedará" ...que suerte caer en tus manos, para que lo limpiaras de garrapatas y le dieras el cariño que tanta falta le hacía...
Eres muy buena......... Besitos
HOLA BONGO Y DUQUE: ¿QUE TAL ???? YA SOIS AMIGOS??????
ResponderEliminar1QUE BONITO, QUE GRACIAS A VOSOTROS, SALVASTEIS DE MORIR A UN PERRITO CHIQUITÍN...
VUESTRA AMITA TIENE UN CORAZÓN MUY MUY GRANDE
UN GUAU MUY GRANDE DE AGRADECIMIENTO