24 de marzo de 2013, vuelvo a salir a caminar con Bongo
Solo una vez lo saqué a pasear, hace varias semanas… solo
una vez en sus 6 años de vida, por ser antisocial, desconfiado del humano (no es para menos, cuando era pequeñito un ladrón lo golpeó al asaltar el hogar), y agresivo con otros perros. La primera vez de
bozal, que no le gustó nada que se lo pusiera, se sentía incómodo con él y se
lo quería sacar…
La segunda vez, 24 de marzo… le coloco el pretal, se queda
quieto.. le pongo el bozal, sin mayor problema y cuando termino de ajustárselo,
sale corriendo contento hacia el portón. Increíble! La segunda vez en su vida
que saldrá a pasear, y él ya asoció bozal = paseo. Así salimos a caminar por la
sendera de paseo de la ruta. Esta vez mucho menos tenso, aunque siempre atento,
curioso, expectante de cuanto movimiento y ruido hay a su alrededor.
Fuimos caminando hasta un lugar con elevaciones, donde nos
metimos entre el pasto… Allá arriba, le podría sacar el bozal, si no había
nadie. Vamos subiendo una elevación y de repente de atrás siento que vienen dos
perros ladrando y corriendo como locos a atacarnos. Sigo subiendo un poco mas
con Bongo… Justo antes que los perros lleguen a la base, me doy vuelta y a lo
César Millán, estiro el brazo, cara enojada, voz firme: - No!, Sht! – Los perros
pegan frenada… me miran, dan unas vueltas, quieren volver a subir – No! Fuera! – grito malísima y los dos
perros grandotes pegan media vuelta y se van corriendo por donde vinieron. Sigo
subiendo mi cerrito contenta con mi compañero Bongo. Allá arriba, le quito el
bozal, aflojo su correa.. camina, se tira al pasto, se revuelca feliz… disfruta
del entorno con colas de zorro, pasto, yuyos… algunas rocas..
En eso, me doy vuelta y un guardia de seguridad enorme, con
chaleco y una tonfa en la mano, se nos viene encima amenazante, con los perros
que yo había echado, detrás.
-
No pueden estar aquí, es propiedad privada! – (de dónde salió este guardia? si siempre voy ahi a pasear a mis otros perros....???)
-
Es que estoy con un perro antisocial, y es el
único lugar donde lo puedo pasear tranquila, sino se pelea con otros perros.
-
Pero no
puede estar aquí! – sigue viniéndoseme encima sumamente amenazante, entonces
estiro el brazo y le digo: - No se acerque! Es agresivo! – y en eso, justo en
ese preciso momento que termino de decirlo, Bongo se manda un : GRRRRRRRRRRRRRR
– tan bravo como su cara y el tipo frena en seco.
Insiste en que baje y le digo: - Cuando
usted baje con sus perros, sino se pelean! –
Fastidioso, se da vuelta y echa a
sus perros y se va, dándose vuelta cada tanto, mientras yo disfruto los últimos
momentos del lugar con mi amigo…
Allá al rato bajamos… le coloco el bozal, seguimos caminando hasta
la próxima ruta…
En otra zona alta con césped, nos
sentamos, le quito el bozal, él se sienta a mi lado, lo acaricio, está
tranquilo como nunca… es extraño.. afuera es tranquilo, obediente, tremendo
compañero… En casa es un loco desatado, gruñón, bruto y miedoso de los truenos,
cuetes y cualquier ruido… afuera parece olvidarse de todo. Aún me río al
recordar mis palabras: - No se acerque! Es agresivo! - y como si supiera que era su turno, mi amado
loquito emite su GRRRRRRRR!!