Donde estaban los patos ya era puro barro, ni un yuyito habían dejado… Por otro lado la otrora tierra seca había mejorado notablemente y actualmente tiene muchas lombrices gracias al diario abono de mis mascotas.
Así que cambié el alambrado hacia un espacio lleno de pasto, para que se entretuvieran comiendo yuyos, insectos, caracoles. Bajo el tangerino es un lugar lindo, tendrán mucho sol y también la sombrita de este frutal. Al principio estaban muy desconfiados del nuevo lugar, tuve que ir empujándolos de a poquito para que pasaran de un lugar a otro porque se resistían a dejar su viejo rincón. Incluso adoptaron para dormir el rincón contra la puerta que daba a donde estaban antes. Pero un par de días después ya se sentían felices con el nuevo y verde lugar.

Duque los mira nervioso. También se acostumbró poco después a verlos allí.
El latón!! Se los llené de agua y allá fueron a meter la cabeza y hacer soplidos con el pico...
Poco después ya estaban nadando adentro (ver el video). Me dio mucha gracia porque casi siempre entra un pato y luego al salir el primero entra a nadar el segundo. Pero era tanta la alegría de que les hubiera llenado de agua el latón (desde el verano pasado) que de pronto los observo y estaban los dos juntitos nadando. Fue muy gracioso, apenas podían girar pegaditos los dos, pero ellos re-contentos.
Durante el invierno tenían el pecho sucio por el barro de su lagunita (pozo que yo había excavado y en el cual echaba agua a diario) Pero ahora con el latón se bañaron, acicalaron sus plumitas y quedaron bien limpitos. Con pecho blanco, se fueron al viejo cajón, y allí como si fueran apartamentos, cada uno se acomodó en su piso.