viernes, 2 de octubre de 2009

Negrito abandonado

El día 30 de setiembre pasado, nuestra rutina diaria cambió…
Por las mañanas Duque sale al patio del frente a hacer pipí, pasaditas las 7:00 am. Eso mismo hice esa mañana, le abrí la puerta y salió corriendo hacia un rincón del patio… Sentí entonces unos grititos agudos y el ladrido de mi perro. Me asomé y al acercarme veo que Duque tenía acorralado a un perrito pequeñito que aullaba asustado.




- Duque! – lo llamé para alejarlo y que no lo dañara pero no me hizo caso y le ladraba fuerte y malo, así que lo tironee de la cola y lo alcé en brazos (pese a sus 25 kilos) y lo metí dentro de la casa. Le di de comer a él y a Bongo como siempre y los dejé a cada uno en el espacio que les corresponde en el fondo. Entonces, volví al frente y ni bien me vio el perrito comenzó a gritar asustado como si fuese a hacerle daño. Me agaché y le hablé suave, y aunque quería escapar, lo pude atrapar y lo entré a la casa.

Este es el portón del frente... medio raro que entrara solo empujándolo....


Estaba temblando, era muy pequeñito, seguramente menos de 2 meses de vida.
Lo puse en el suelo de la cocina y corrió a esconderse tras un armario, tenía mucho miedo. Alguien lo había tirado la noche anterior sacamos en conclusión porque cuando mamá sacó anoche a Duque (pero con el collar de ahorque) éste se iba hacia el rincón bajo las plantas, quiere decir que el negrito perdido ya estaba allí… O alguien lo abandonó en nuestro frente o solito entró empujando el portón, aunque lo segundo medio difícil porque era muy pequeñito. La cuestión es que el pobre inocente, pasó la fría noche en el patio, guareciéndose en el rincón o sobre el pasto y
las hojas….
Le calentamos un poquito de leche, lo saqué del rincón donde se había metido y le puse frente al platito…. Comenzó a tomar leche ávidamente, hasta que dejó el plato vacío.







Le hice caricias, aún se metía bajo la mesa asustado, aún temblaba….
Como en la mañana solemos tomar mate en la cama, mirando las noticias en la TV, lo llevamos con nosotros. Le pusimos un trapito en el suelo…..


Como se iba, se nos ocurrió traer un latón grande, poner una alfombra dentro y allí colocarlo para que se durmiera. Pero se escapaba….




Finalmente, nos daba tanta ternura que lo subimos a la cama. Tras varias caricias, dejó de temblar, se calmó, los ojitos se le cerraban de cansancio y finalmente se durmió…








Me fui a trabajar y quedó durmiendo en la cama. Sabía que a la vuelta debía llevarlo a la veterinaria para regalarlo, puesto que no podíamos quedárnoslo. Ya tenemos dos perros y encima dominantes, que no se pueden juntar o se pelean. Imposible traer otro. Duque es extremadamente celoso con cualquier otro animal en la casa. Pensé que en la veterinaria podrían hallarle hogar.
Cuando regresé al mediodía, el negrito perdido, ya se había encariñado con mamá. La seguía a todas partes. A donde ella caminaba, él iba. Cuando ella se sentaba, el la miraba un rato, luego se acercaba a sus pies y se echaba. Qué amorosos son los perros, cómo toman confianza con quienes les tratan bien, pese a lo mal que puedan haber pasado antes….


Se me dio por revisarlo y le encontré una garrapata… pero cuando le miré dentro de las orejas… ¡Dios mío! Tenía más de 20 garrapatas en cada oreja!! Y de 3 a 5 garrapatas entre cada dedito de las 4 patas.. ¡Qué horror! Pobrecito! Con paciencia y pese a sus quejas, le comenzamos a quitar las garrapatas y matarlas. No se ni cómo escuchaba porque las orejitas estaban llenas de esos bichos asquerosos. Cuando se las dejé libres, estaban hinchadas y llenas de sangre. Se las desinfecté con un algodón embebido en agua oxigenada. Lo mismo con las patitas.
Luego le dimos otro poco de leche tibia con trocitos de pan.
Tuve tiempo de dormir una siestita, el negrito también: primero sobre una alfombra, luego que hizo pipi y caca, lo subí a la cama y nos dormimos juntos…







¿No es un bebito divino? Qué preciosooo. me muero de amor por él... pasé casi toda la siesta mirándolo...


Bueno, también le tome algunas fotos...je!



Cerca de las 15:30 lo tomé en brazos, semi-envuelto en una toallita vieja y nos fuimos rumbo a la veterinaria. Luego yo debía ir a dar una clase. Cuando llegué, la veterinaria me dijo: - Bueno… pero solo lo puedes dejar una hora y media, porque después ya hace frío.
-Ah, ¿pero no puede quedarse aquí de noche? – pregunté desconcertada.
- No, lo tendrías que volver a traer mañana, porque aquí no hay dónde dejarlo y en las jaulas con los animales enfermos, no puede quedarse. –
Ya no sabía qué hacer, en casa era muy complicado dejarlo, ya que uno de mis perros duerme dentro para no correr el riesgo de que se pelee con el otro. Pero no iba a aceptar a este tercer perrito…. Me iban a matar cuando regresara esa tarde con él, aún así le respondí: - Bueno, voy a dar una clase y vuelvo por él… -
Trajeron una jaulita, pusieron en el fondo mi toalla y allí colocaron al negrito perdido para probar suerte y tal vez algún transeúnte pasara y se apiadara de él. Claro que un perro no se regala en una hora y media, así que camino a mi clase pensé que al día siguiente luego de las primeras alumnas, debería caminar hasta la veterinaria nuevamente al mediodía para dejarlo allí hasta la tarde.
Di la clase, preocupada por el inocente abandonado.
Cuando regresé a la veterinaria no lo vi por ningún lado. Pregunté por él a otra muchacha ya que la dueña no se encontraba. Me respondió que lo habían ya regalado y me devolvieron la toalla. ¡No podía creerlo!. Aún así me quedé pensando en quién lo habría adoptado… Porque no quería que fuesen niños ni adolescentes, ya que ha sucedido, que estos los vuelven a abandonar cuando llegan a sus casas y sus padres no los quieren. Esa noche desee mucho de corazón que mi inocente negrito estuviese en una casa donde le alimentaran y trataran con cariño.
Al día siguiente, no bien terminé unas clases, pasé por la veterinaria y me encontré con la dueña.
- Lo adoptó una profesora de baile, que vino a pegar ese afiche. – me dijo señalando un lindo afiche impreso. – Tenía ya dos perros, pero le gustó tanto que dijo “me lo llevo”.
Entonces, me sentí tan satisfecha de haber cumplido mi cometido.
Pareciera que el negrito perdido tenía un destino ese día. Primero porque cayó en el patio de mi casa, luego lo descubrió Duque, porque nosotros ni lo habíamos visto. Lo recogimos y alimentamos. Lo limpiamos y desinfectamos. Lo llevé a la veterinaria, eran menos de 2 horas las que tenía de oportunidad de ser adoptado, y justo esa tarde una profesora entró a pegar unos afiches, lo vio, se enamoró de su tierna carita y lo adoptó! Tal vez sí haya un Dios para los perritos abandonados o un ángel guardián. Como sea, fue una historia con final feliz, y me alegra enormemente saber que mi negrito perdido hoy tiene hogar.




2 comentarios:

  1. ¡¡¡ Que historia mas bella!!!

    Estaba leyendo y entre mi pensaba "Marita, se lo quedará" ...que suerte caer en tus manos, para que lo limpiaras de garrapatas y le dieras el cariño que tanta falta le hacía...

    Eres muy buena......... Besitos

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  2. HOLA BONGO Y DUQUE: ¿QUE TAL ???? YA SOIS AMIGOS??????

    1QUE BONITO, QUE GRACIAS A VOSOTROS, SALVASTEIS DE MORIR A UN PERRITO CHIQUITÍN...

    VUESTRA AMITA TIENE UN CORAZÓN MUY MUY GRANDE

    UN GUAU MUY GRANDE DE AGRADECIMIENTO

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Esperamos sus cariñosos comentarios. Un guau de amistad para todos!

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